No recuerdo la fecha exacta ni por qué motivo no lo hice antes, pero hoy, con 30 años, puedo decir que solo fue el año pasado cuando vi por primera vez Volver al futuro.
Si, he pecado, pero me redimí. Y hay algo que me pueden seguir reprochando: ni siquiera es que la busqué y la vi. No. Apareció haciendo zapping y lo supe: era mi momento de volverme un ser humano normal. Mi redención.
Estaban dando la 2 y me quedé viendo sin importar más nada porque la pantalla estaba ante mis ojos mirándome como si lo supiera. Sabía que hasta ese día DeLorean y Marty McFly no significaban nada para mí, pero era el momento de cambiar la historia.
La vi completa, atrapada, experimentando, como me dijo un amigo, la sensación única e irrepetible de ver Volver al futuro por primera vez.
Un desconocido programador de ese canal de cable -al que le agradezco- supo que una no alcanzaba. Yo debía ver las tres. Y así fue como en un fin de semana vi la 2, la 1 y la 3 (en ese orden) y finalmente me redimí. Atrás quedaron las explicaciones de por qué nunca busqué verla o cómo no se cruzó por el camino de mi infancia. El destino, la casualidad, quien sabe...
Hoy, 21 de octubre de 2015, puedo decir con alegría que entiendo por qué todos, incluida yo, estamos hablando de la llegada de Marty McFly al futuro. Misión cumplida.
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