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Pese a su trascendencia histórica, el neorrealismo italiano no atrajo multitudes. Fue un cine marginal que, sin embargo, logró cambiar el camino de la realización cinematográfica.
Hubo tres cosas que el neorrealismo aportó al cine y lo cambió para siempre:
Hubo tres cosas que el neorrealismo aportó al cine y lo cambió para siempre:
- El rodaje en escenarios naturales
- La participación de actores no profesionales
- El relato de historias cercanas a la realidad del espectador
Y entre la camada de directores que protagonizaron este momento histórico del cine estuvo Roberto Rossellini con su llamada "Trilogía de la guerra", que con tres films le dijo al mundo: bienvenidos a la realidad.
Tras formarse en el Cinecittá y en medio de un cine fascista (básicamente, mega-producciones sobre las glorias del imperio romano), Rossellini, junto a realizadores como Vittorio De Sica y Luchino Visconti, deciden cuestionar este cine italiano grandilocuente, basado en mitos atemporales que nada tenían que ver con la realidad del pueblo.
Con esta premisa, Rossellini decide incorporar la estética documental a la ficción para mostrar la verdadera Italia. Así surge su trilogía:
- Roma, cittá aperta (Roma, ciudad abierta) de 1945
- Paisá (o Camarada en España) de 1946
- Germania anno zero (Alemania, año cero) de 1948.
Hay un avance cronológico de una a otra. La primera se sitúa en plena 2° Guerra Mundial, la segunda en el fin del conflicto, y la última en la devastación de la posguerra.
Argumento y estructura de Paisá
El film narra la liberación de Italia por parte de las tropas norteamericanas y se estructura en seis episodios que recorren el territorio de la península de sur a norte. Esta estrutura es la que, a mi modo de ver, la hace accesible. No es tediosa y sorprende.
- Sicilia: una chica italiana ayuda a un grupo de americanos a penetrar en medio de un terreno que no conocen, tratando de que los alemanes no los vean.
- Nápoles: un niño pobre que comete pequeños robos, deambula por una ciudad destruida acompañado por un americano negro, miembro de la policía militar, quien sueña con un regreso triunfal a su tierra. Sin rumbo y casi sin entenderse, logran conectarse. (¡Es mi episodio favorito!)
- Roma: sobre un soldado americano y una prostituta italiana. Él, borracho, recuerda a una joven que conoció meses atrás, en una Roma llena de triunfo y alegría. Pero ahora Roma es otra y las muchachas también, muchas prostituidas a causa de la pobreza y la marginalidad.
- Florencia: una enfermera inglesa se entera que el hombre al que ama se ha convertido en héroe partisano (italianos que resistían el avance nazi) y decide, junto a un amigo, escabullirse por una zona de combate para encontrarlo, o saber, al menos, que fue de él.
- Emilia-Romaña: en un convento, unos frailes franciscanos viven ajenos a la guerra y reciben la visita de tres militares americanos que buscan refugio. Uno es católico, uno protestante y otro judío: ¿Cómo combinar la tolerancia, la fe y la figura de Dios en medio de la guerra? Una tregua espiritual que – aún siendo Rossellini un director católico- permite cuestionarse sobre la verdad y la vida.
- Valle del Po: narra cómo los americanos y los partisanos intentan no ser encontrados por los alemanes. Un paisaje vacío, inabarcable; un partisano muerto flota sin rumbo por el río. La nada misma, el perverso souvenir de la guerra
Cada uno de los seis episodios tiene como punto en común su desenlace epifánico. El espectador, los personajes o ambos son testigos de una revelación. Cada historia se resignifica y deja al descubierto lo absurdo de la guerra.
Si se tiene en cuenta que el filme cuenta la liberación de Italia por parte de los aliados, está latente el riesgo de creer que Paisá cae en el infaltable cliché hollywoodense de los americanos salvadores. Ellos, los héroes que liberan al país oprimido de turno de sus pesares y regresan triunfales en medio de vitoreo y banderitas agitadas por muñecas imposibles. Pero no esta vez, porque Paisá es una película italiana.
Si en Roma, ciudad abierta los nazis eran los antagonistas, y los italianos las víctimas, en Paisá los roles son menos claros, porque en la guerra hay dos bandos, pero al final del combate solo hay ruinas.
Paisá resume la postura ideológica de Roberto Rossellini respecto a la inutilidad de lo bélico. Incluso la alegría por el fin de la guerra es cuestionada: ¿y ahora qué? La verdadera victoria sería que la guerra nunca hubiera existido.
*Este artículo fue publicado originalmente el 31/10/2011 en Suite101.net
Duración: 120 minutos
País: Italia
Año: 1946
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