miércoles, 20 de agosto de 2014

Historias mínimas: la road movie made in argentina

Guacamole Films
Fue un inesperado éxito de taquilla, con comentarios positivos tanto de la crítica como del público, recibió galardones en San Sebastián y La Habana. ¿Más? Fue elegida Mejor Película Extranjera en los Goya de 2004. Pero toda esta rimbombancia poco tiene que ver con el relato de ‘Historias mínimas’. 

El viaje es uno de los recursos narrativos más frecuentados por el cine. El protagonista recibe una misión y debe sortear diversos obstáculos para alcanzarla. Al llegar a destino, se da un duelo final en el que el héroe logra su objetivo o pierde. Don Justo es un anciano que pasa sus días a la vera de la ruta, en la puerta del almacén de ramos generales de su hijo. Pero algo le falta: su perro, ‘el mala cara’, escapó y parece que lo han visto en San Julián. Don Justo decide ir hasta esa ciudad a buscar a su perro. María es una joven madre que envía una carta a un programa de televisión local y es convocada para participar por el premio mayor: una multiprocesadora. Junto a su pequeña bebé viajará a San Julián para participar del concurso. Roberto es un viajante de comercio que va a San Julián para visitar a una joven viuda a la que quiere conquistar. Como el hijo de ella cumple años, decide llevarle una encantadora y particular torta de regalo. 

Tres historias de viaje. Tres viajes de búsqueda. La edad, la falta de recursos, la inseguridad son algunos de los enemigos de estos personajes. Recorridos físicos que inevitablemente implican un viaje interno, a la profundidad del ser que late con más fuerza en soledad. 

Cuesta pensar ‘Historia mínimas’ con rostros famosos. Los actores no profesionales son la elección neorrealista de Sorín, también los escenarios naturales, también las pequeñas historias cotidianas. Hay mucho de neorrealismo italiano (interesados en el tema pueden ver "Paisá" de Rossellini).

La Patagonia, específicamente la zona este de la provincia de Santa Cruz, resulta el escenario ideal para tres personajes que están solos en el mundo. Enorme, despojada, hasta monótona, la zona más despoblada del sur argentino es un espacio distinto que recuerda el encanto de lo simple. Un espectador, en su mayoría urbano, que descubre un silencio que aturde, una calma que agobia. Una vida simple, sin psicoanálisis, sin shoppings, sin relojes, sin asfalto. No más fácil, pero quizás más feliz. Por esto, la película podría ser una excusa para mostrar los paisajes patagónicos, pero Sorín logra no caer en la tentación y se centra en lo que importa: contar una historia, o tres, que valen la pena. Sí, esos seres olvidados, comunes, sencillos, cotidianos también tienen algo que contar. 

Historias pequeñas, de aparente intrascendencia, situadas a las antípodas de Hollywood y de cualquier espectacularidad. Cine argentino de autor que logra conquistar al público y llenar las salas: el milagro a veces sucede. ‘Historias mínimas’ es una pieza artesanal para no perderse.

ELENCO
  • Javier Lombardo (Roberto) es la única cara conocida del elenco. Conocida, sí, pero no archifamosa. Gran actor en un trabajo magnífico.
  • Antonio Benedictis (Don Justo) es un ex -mecánico jubilado. Se luce pícaro y absolutamente encantador.
  • Javiera Bravo (María) es una profesora de música de Santiago del Estero que logra en su debut actoral encarnar a esta mujer impecablemente. Inocencia, simpleza y una mirada tan real. María es real.
  • Julia Solomonoff (Julia) es la joven que recoge a Don Justo en la ruta. Directora de cine (dirigió "Hermanas") pero no actriz. Le salió más que bien.

Duración: 92 minutos
País: Argentina
Año: 2002


*Este artículo fue publicado originalmente en Suite101.net el 3/7/2013

sábado, 9 de agosto de 2014

"Cabaret": el clásico del cine musical

Hito del cine por su música, su baile, su protagonista y su director. Liza Minnelli en su mejor papel y Bob Fosse en su mejor película. Ocho premios Óscar y un lugar en la historia del cine. "Cabaret" es baile, música, amor, trabajo, traición, historia, dinero, muerte. Liza tiene razón: life is a cabaret!


El filme comienza en Berlín en 1931. El maestro de ceremonias, peculiar personaje que casi asusta, presenta el primer cuadro musical. El baile, las mujeres, el público, todos inmersos en ese mar de frivolidad nocturna que funciona como augurio de otra oscuridad que se acerca.


Sally Bowles es una cantante y bailarina del bajo mundo que sueña con ser actriz. Pero mientras todos están distraídos, algo crece en las entrañas de una Alemania que mira hacia el cabaret, en este caso, el Kit Kat Club. El contexto histórico empieza a latir cada vez más fuerte.

Los nazis empiezan a ocupar lugar en una Alemania que se los permite y la historia de los personajes se vuelve cada vez más turbia. Alemania y el cabaret: tramas paralelas que no se mezclan, pero donde una funciona como metáfora de la otra. La degradación ha puesto fin a la inocencia. El cabaret seguirá andando, pero ya no será el mismo. El destino de los personajes, aunque en varios casos se muestre, también es ambiguo. Porque ya sabemos cómo siguió la historia y cómo trató a quienes, como los protagonistas, eran judíos, homosexuales o extranjeros.

Los temas de Cabaret: atreverse en Hollywood

Hay que decir que se trata de un filme transgresor. Sexo, aborto, homosexualidad, muerte y todo sin una sola imagen que supere la insinuación. Por eso se convierte en una película que superficialmente no escandaliza, pero se permite tocar temas inesperados para un musical de Hollywood de 1972.

La forma de mostrar el avance nazi sobre Berlín es otro de los grandes logros del film. Hay algo que está latente: a cuentagotas y con disimulo, el partido encabezado por Hitler gana adeptos. Violencia, panfletos y pintadas: la ira antisemita se desata. ¿Cómo es posible?

El único cuadro musical que no tiene lugar en el cabaret es la explicación: un niño rubio empieza a cantar una risueña canción “…levántate, levántate, el mañana me pertenece”. Y todos los que lo circundan comienzan a cantar con firmeza y convicción. El niño lleva en su brazo una esvástica. En nombre del nacionalismo, la adhesión ha sido lograda. Esa escena, que se aleja de la estética predominante de la película, en la que no canta Liza, en la que nadie baila, es LA escena. Es el resumen de todo. Es la explicación del monstruo, que aparece disfrazado de un encantador niño. 

En un momento, los protagonistas masculinos se cuestionan si realmente el régimen que empieza a emerger podrá ser detenido. Sobran respuestas.

Las canciones de Cabaret: la consagración de Liza Minnelli

A diferencia de otros film musicales, las canciones de la película se encuentran siempre contextualizadas: todas, salvo la del joven nazi, son interpretadas como actos dentro del cabaret. 

Y vendrán los clásicos, porque a esta altura todas las canciones califican como tales. "Willkommen","Mein Herr" (el del célebre baile con sillas), "Maybe this time" (maravilla de composición) y "Money Money", entre otras.

Las últimas dos canciones marcarán un quiebre en la historia. Primera vendrá el himno germano cantado por el joven nazi "Tomorrow belongs to me" que determina lo irreversible de la situación política. La película cerrará con "Cabaret" y una Sally Bowles/Liza Minnelli que pasa a la historia en una interpretación inolvidable.


¿Por qué ver "Cabaret"?

Si todavía no los convencí, van algunos datos más: desde la dirección, Bob Fosse propone cambios. Una cámara veloz con planos intercalados de forma inesperada, un montaje que recurre a la repetición para refrescar la memoria, aunque sea demasiado tarde o ya lo sepamos todo. Y ese maestro de ceremonias que aparece, cuando menos se lo espera, rompiendo cualquier lógica lineal del relato, haciendo lo que quiere, atacando por la espalda. Sí, como el régimen nazi: no es causalidad.

¿Otro musical sobre una artista del cabaret que sueña con ser una estrella? No. ¿Otra película sobre los nazis? No. "Cabaret" es mucho más que eso.

ELENCO
  • Liza Minelli (Sally) es Cabaret. ¿Qué se puede decir? Todo en ella aquí es historia del cine, es cultura pop. 
  • Michael York (Bryan) vendría a ser el galán de turno, pero no. Lejos de eso, compone un personaje ambiguo y corrido de lo obvio. 
  • Joel Grey (el maestro de ceremonias) es una genialidad. Asusta, intimida, seduce. ¡Inolvidable!

Duración: 124 minutos
País: Estados Unidos
Año: 1972

Un video nunca está de más...




*Este artículo fue publicado originalmente en Suite101.net el 21/08/2011

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