viernes, 14 de agosto de 2015

Crítica de "El clan": la película sobre el caso Puccio

Matanza Cine

Hace tiempo suele pasar algo con el cine argentino. Además de las películas independientes que logran poca repercusión o las marketineras "populares" sin grandes aspiraciones, están esas otras películas. Las que logran la soñada combinación de buena historia + elenco convocante y bueno + director prestigioso. "Relatos salvajes" fue el último gran exponente de esto. Con "El clan" tenemos ese mix otra vez.

LA BUENA HISTORIA

La película narra la historia real del clan Puccio, una familia aparentemente normal que realizaba secuestros. El jefe del clan era Arquímedes Puccio y lo ayudaba su hijo Alejandro, quien era un popular jugador de rugby en el CASI. No cuento más para no arruinarles detalles.

Contar una historia real y hacerlo bien, es de un mérito enorme. La dificultad que esto implica es que estás contando algo que muchos saben de qué se trata y cómo termina: la gracia está en el intermedio.


EL ELENCO CONVOCANTE Y BUENO

Y tenemos las actuaciones. Guillermo Francella siguiendo este camino de actor dramático que es maravilloso y del cual lo único que podemos lamentar es que no haya comenzado antes!!! (tengo que decir que adoro cuando los actores cómicos hacen dramas). Su composición es tan precisa, milimétrica. Hay una postura, no solo en la dureza de los gestos sino en la forma de moverse, pararse, mirar, que refleja el actuar de un sádico. Es una maldita roca carente de moral y lo expresa con cada músculo posible. No hay una pizca, pero ni la más mínima del Francella famoso. Lo digo porque en "El secreto de sus ojos" su rol, si bien era dramático, tenía un gran componente de humor. Pero acá, nada. Un criminal de esa talla no podía permitirse sonreír y Francella tampoco lo hace. Está perfecto.

El otro hallazgo es Peter Lanzani. Por supuesto que muchos de nosotros ve en él (veía, en mi caso, hasta hace un rato) al chico de "Casi Ángeles", que actúa en tiras adolescentes y bla bla bla. Bueno, quiero contarles que con su rol en "El clan" nos acaba de cerrar la boca a todos. Hay una sólida evolución como intérprete que derriba cualquier prejuicio. Se los digo porque hace unos años lo vi en el musical teatral de "Camila" y estaba bien, pero faltaba algo. Acá no falta nada. Es un actor con todas las letras que lleva el peso de la película a la par de Francella, e incluso más, porque la historia pasa más por él, su punto de vista, su ambigüedad moral, su situación de víctima de su padre pero cómplice voluntario del horror. Y encima, el physique du rol no podía ser mejor.


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EL DIRECTOR PRESTIGIOSO

Cuando veía a Lanzani (perdón si me cebo con él pero es que es muy grosso lo que hace) pensaba también en cómo una buena dirección puede impactar en el desempeño de un actor. No solo creo que evolucionó de forma insospechada sino que estuvo magníficamente dirigido por Pablo Trapero, al igual que Francella. Sin dudas los actores pusieron lo suyo y el director sacó lo mejor de ellos.

Otro mérito de la dirección es evitar el morbo. Tratándose de un film sobre secuestros, uno puede temer ver una exhibición de sangre, golpes, masacre y toda una serie de imágenes que provoquen rechazo. Nada de eso, porque Trapero encuentra un modo mucho más inteligente de plasmar todo eso: la violencia de lo perverso. Es todo tan cínico que sería redundante intentar graficarlo. Sería inútil. Toda la crueldad es psicológica y está en la carencia absoluta de cuestionamiento moral de los personajes, en especial en el caso de Arquímedes y Maguila. En la esposa y la hermana mayor, la indiferencia también logra ser atroz y repugna más que la sangre.

Otra cosa que me resultó curiosa es la música. Imagínense que el clan acaba de secuestrar a alguien y va a llevarlo a su lugar de cautiverio. ¿Suena música de suspenso? ¿Silencio? No, la alegre "I ain't got nobody". El contrapunto de música e imagen es una ingeniosa constante de la película que la corre del lugar común.

LA GENIALIDAD

La película es un gran flashback. Cuando se terminan las idas al pasado en la historia, el relato sigue unos minutos más. Entonces, ¿qué gracia puede tener el final si sabemos cómo termina desde el minuto uno? TODA. Con mayúsculas. Porque los 15 segundos finales son todo. Perfección técnica en el efecto, excelencia actoral de Lanzani y brillante decisión de guión. ¿Cómo sorprender en el final de una historia conocida? Así, como lo hizo Trapero y dejó a toda la sala con la respiración contenida ante lo inesperado. 

La historia es muy buena, el final (15 segundos...) es de los mejores que he visto en mi vida. Brillante es una buena definición para no redundar en adjetivos. Véanla, es historia y encima, una película estupenda. Por ahí va el cine argentino que queremos: convocante y de calidad.


Duración: 108 minutos
País: Argentina (coproducida con  España)
Año: 2015



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