lunes, 29 de septiembre de 2014

Amélie: la poesía de lo cotidiano

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Heme aquí escribiendo de mi película favorita. Así, sin preámbulos, lo digo: me gustan muchas películas, pero "Amélie"… me puede. Recuerdo que la primera vez que la vi no me generó gran cosa. Sabía que había tenido muchas nominaciones para el Óscar, lo que era extraño para un film no americano. Creo que la primera vez simplemente no la entendí. 

La segunda vez que la vi la recuerdo muy bien: fue para un trabajo de Sonido en la facultad. Salí a la calle fascinada, con la musiquita de Yann Tiersen en la atmósfera.

Para mí, "Amélie", o mejor aun con su nombre original “Le fabuleux destin d'Amélie Poulain” ("El fabuloso destino de Amélie Poulain") es perfecta. Perfecta, perfecta, perfecta. Y a continuación, señores, esto será una catarata de justificaciones. 

La historia es una comedia romántica pero no se nota. O sea, chica busca chico, encuentros, desencuentros y zas!... final feliz. Pero qué manera tan sutil de filtrar la historia romántica en un universo lleno de todo. ¡Y en París! ¡Y en francés! ¡Qué bien suena!

Lleno de todo, como los personajes y sus lados más humanos. No importa demasiado la edad de madre de Amélie, sabemos mucho más de ella por su gusto por los trajes de los patinadores o por su hábito de vaciar la cartera, limpiarla y volverla a llenar. Son las costumbres lo que definen a la gente. Así de simple, así de brillante. 

En ese mundo tan peculiar en el que vive Amélie, que es el tuyo y el mío pero con gente hablando francés, hasta los objetos tienen alma. Quizás el único que no tenga corazón allí sea el verdulero, pero sí hay espíritu vivo en el mantel danzarín, el enano de jardín, las nubes, las lámparas, las fotografías que hablan…

Lo que hace de "Amélie" una película distinta, tan única, es que la narración es guiada por una mirada que ve las cosas de otro modo. Amélie es una chica de una sensiblidad extrema, de una introspección desquiciante, pero que en esa circunstancia encuentra la verdad de las cosas. Cuando el único camino es hacia el interior de uno mismo, el universo muestra una veracidad más profunda. Ese mundo irreal de Amélie, es tan cierto como el de cada uno de nosotros. Y ella nos guía en ese viaje donde todo lo que lleva dentro intenta salir a la superficie. 


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La historia de Amélie es la historia de un nacimiento, de un despertar a la vida, la otra vida, la del amor. Ese sentimiento que había quedado detenido en el tiempo cuando su padre le hacía el chequeo, esas palpitaciones que sentía ante un contacto humano cercano, deben volver a salir, ese corazón debe volver a acelerarse. Romper la cáscara, como dice Hermann Hesse en "Demian", para nacer. El dolor puede ser enorme, pero llega un momento en que es la única opción. Ese es el escollo que debe sortear Amélie, y podrá hacerlo, porque, como dice el vecino, sus huesos no son de cristal, pero quedarse en sí misma podrían volver su corazón seco y frágil.

Este mundo tan peculiar no puedo sino tener una imagen que lo acompañe del mismo modo. Por eso, la selección cromática es inconfundible. Fotogramas plagados de identidad visual. Verde, rojo y amarillo. Y más verde y más rojo... También la música crea un ambiente absolutamente poético. Recordar una banda sonora donde nadie canta es todo un logro. Apuesto que recuerdan la musiquita.


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La subjetividad exacerbada de Amélie también está en la fuerte presencia de sentidos no tradicionales en el cine. Se generan texturas y sabores en una pantalla plana. La mano en la bolsa de legumbres, la niña comiendo moras de sus dedos, el viento en las caras de la pareja en la moto… 


"Amélie" es, en su composición, una obra complejísima, analizable en muchos niveles, desde lo emocional hasta lo técnico. La riqueza de personajes y situaciones, la lupa en eso que no vemos. La literalización de la metáfora, cuando ella se deshace; el absurdo de un pez suicidándose; la seriedad con que un enano de jardín recorre el mundo.

Es la poesía de lo cotidiano retratada por un punto de vista mágico, el del director Jean-Pierre Jeunet, el de Amelie. Un mundo real, traspasado por un filtro de Instagram, unos acordes inolvidables, personalidades finamente delineadas y eventos sutilmente insólitos. 

"Amélie" es arte. Cine, de ese que inunda los sentidos y nos conquista para siempre. 

ELENCO

  • Audrey Tautou (Amélie Poulain) fue, es y será Amélie por siempre. No importa cuantos films más haga, siempre será la pequeña francesa de personalidad única. No hay mucho que decir, ella es la película. 
  • Mathieu Kassovitz (Nino) se pone en la otra vereda como un chico "normal", que puede ver la poesía de la vida entre las paredes de un Sex shop. Divino, inolvidable. ¡Nino te queremos!
  • Jamel Debbouze (Lucien) es nuestro ayudante de verdulero favorito. Actor muy popular en Francia. Lo de su brazo no fue para la película, es verdad. Un personaje absolutamente encantador
  • Dominique Pinon (Joseph) es el actor fetiche del director. Acá es detestable, pero si vieron Delicatessen podemos comprobar que su registro actoral es bien amplio. 
  • Serge Merlin (Dufayel - el vecino pintor) es encantador, de una composición física tan acorde. El viejo sabio, el mentor. 



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Las mil historias de Amélie. Una pequeña enumeración, porque creo que vale la pena recordarlas. Disculpen si olvidé alguna.

  • La caja que encuentra Amélie oculta en un zócalo y cómo da con su dueño, convirtiéndose en heroína del bien
  • La venganza contra el verdulero sin corazón
  • La vecina solitaria a la que Amélie le envía falsas cartas de su hombre amado
  • El misterio de las fotos rotas
  • El ciego al que Amélie hace "ver"
  • El enano de jardín que viaja por el mundo
  • Georgette, la cajera hipocondríaca y su ex que la graba y persigue
  • Hipólito, el poeta finalmente redimido en un grafitti


Título original: Le fabuleux destin d'Amélie Poulain
Duración: 122 minutos
País: Francia
Año: 2001


martes, 16 de septiembre de 2014

"El Gran Gatsby" de Baz Luhrmann

Village Roadshow Pictures

Lo primero que tenía en la cabeza al momento de ver "El Gran Gatsby" era que se trataba de una película de Baz Luhrmann. Y el dato no es menor. ¿Recuerdan Moulin Rouge? Bueno, yo la tengo grabada en la retina desde que era adolescente y fui con cuatro amigas a verla al cine. Salí extasiada. Nunca había visto tanto despliegue de color, música, decorados, luces, brillo, movimientos de cámara, ciudades nocturnas resplandecientes. Y así como Tim Burton propone películas oscuras, Luhrmann se cruza a la vereda opuesta y repite sus propios recursos en Gatsby. El comienzo, incluso, parece calcado de Moulin Rouge. El relato, de una forma extraña, también tiene puntos en común: un joven escribe la peculiar historia que vivió, que lo marcó y que lo convirtió en quien es; la llegada al nuevo hogar, cuna de lo desconocido; el circo a la vuelta de la esquina.


Pero este joven no es el protagonista ¿o si? No, porque él es los ojos del espectador, nada más. La estrella es Gatsby, el gran Leo. Esperé a verlo desde el minuto cero. Porque hay actores que tienen esa capacidad: hipnotizan. Di Caprio se convirtió en uno de los mejores y más versátiles actores de su generación. Es de una naturalidad soberbia. 

Y después de él, viene todo lo demás. A veces se disfruta ver un film pequeño, pero cuando hay un despliegue bien hecho, dichosos son los ojos que lo ven. La dirección de arte, con vestuario, maquillaje, peinados y escenarios es exquisita. Bien ganado el Oscar de Catherine Martin (esposa de Luhrmann) por Diseño de Vestuario y de Producción. 

La posmodernidad y el pastiche son la especialidad del director, cuando hace sonar "Crazy in love" de Beyonce en una fiesta de los años 20. Igual que sonaba Nirvana en el Paris de inicios de siglo XX en Moulin Rouge. 

Lurhmann repite patrones. Lejos de ser falta de originalidad, es sello autoral. Es estilo, grandilocuente, desquisiado de color, de ese que no suele asociarse con la idea nouvellevaguista de "autor". Pero lo es, y que bien le sale. 

ELENCO
  • Tobey Maguire (Nick Carraway) no es un actor al que siga. Pero vale decir que su cara de niño bueno encaja perfecta con el rol.
  • Leonardo Di Caprio (Gatsby) es único. Creo que el tema de que no le den un Óscar hasta lo hace más grande, dan ganas de reivindicarlo. Atrapa, el tipo aparece en la pantalla y se apodera de uno, es así.
  • Carey Mulligan (Daisy) va ascendiendo con pequeños grandes papeles, desde Orgullo y Prejuicio hasta Drive. Divina en el rol, angelical, maravillosa.


Duración: 142 minutos
País: Estados Unidos / Australia
Año: 2013


lunes, 8 de septiembre de 2014

Relatos salvajes (y porque Damian Szifrón es un genio)

K&S Films

Damián Szifrón es un genio. Lo digo muy en serio. "Los simuladores" es, junto a "Tiempo final" de los hermanos Borenstein, el mejor programa de televisión que vi en mi vida. Eso fue hace mucho y Szifron hoy tiene 39 años. ¡¿Cómo demonios solo 39?! ¿Cuántos años tenía cuando se emitió aquel gran programa por Telefé? 27. Asombroso.
Las historias de Szifrón son, en mi humilde y bloggera opinión, el resultado de la cabeza y la observación de un superdotado. 

Es director, sí, pero más que eso, es guionista. Es un escritor afilado, inteligente, con la capacidad de poner una lupa en lo cotidiano y darle un toque mágico y realista a la vez. En "Relatos salvajes", pero también en sus realizaciones anteriores, hay líneas de diálogo que son exquisitas, pero no por hacer uso de un vuelo poético pretencioso, sino por el ingenio y el humor negro (negrísimo). Por eso Szifrón, para mí, es primero creador y guionista, después director y montajista y todas esas tareas que hace también con lucidez.

¿Escribí demasiado solo de Szifrón? Es que creo que con solo 39 años ya podemos hablar de su obra. No es un director que hizo un par de películas. No, es mucho más. Es alguien que tiene un estilo marcadísimo, una temática (la búsqueda de justicia) que articula de una u otra forma todos sus relatos y una calidad que lo eleva a lo mejor del cine (argentino y extranjero).

El motivo del post es dar una impresión de "Relatos salvajes", vamos a eso. Después de todo lo anterior, queda claro que me pareció una maravilla. Pero creo que en este film resalta la madurez de Szifrón: no solo cuenta varias historias a la perfección, también es sumamente audaz, y eso no lo había sentido en sus otras obras. Audaz por los planteos, pero sobre todo, audaz por los finales. Me refiero en especial a la historia de la ruta con Sbaraglia y la del accidente de auto con Oscár Martínez. Hay que tener coraje para darles ese final. Hay que animarse a dar un desenlace que no satisfaga la justicia poética que siempre esperamos.

Además, la ira. Porque hemos visto decenas de películas de vengadores (el valiente, muchas veces ligado al FBI, que busca al asesino de su hija/hermana/amigo/padres, etc) que encuentran al culpable de sus desgracias, lo matan o va preso y ya. Los fulanos ni se despeinan. Acá si, y lo que desata la ira puede ser una multa, un insulto, una traición. Es la ira y la venganza. Es, quizás, la justicia por mano propia, pero no con la connotación habitual. A veces es la rebelión contra alguien, pero detrás está la rebelión contra el sistema: la bronca contra la corrupción, la ira latente en esa lucha de clases en la ruta, la impotencia ante la burocracia, la manipulación del poder con dinero, y finalmente el engaño y la hipocresía del "deber ser". 

Mientras escribo esto intento pensar cuál fue el episodio que más me gustó, pero me cuesta. Me quedé con cosas de todos. Voy a caer en la tentación de recordar eso que me quedó de cada uno (pero sin contar finales, por si acaso alguien no la vio):


        
- Pasternak: excelente comienzo para decir de qué va a ir la película. Magnífica "intriga de predestinación" para quienes hayan leido de estructuras narrativas. Y los títulos con animales están para volverlos a ver y hacer un precioso análisis.

- Las ratas: Rita Cortese es una genialidad de actriz. Relato discreto y muy efectivo.

- El más fuerte: acá la audacia empieza a tomar forma y convierte un insulto en un devenir de hechos inimaginado. Lo imprevisto y la imagen final de esas dos caritas... No lo podés creer, así de simple.

- Bombita: en cierto punto, el más cotidiano. Cuando surge lo de "Bombita" sobreimpreso, me fascinó. La mega explosión inicial está genial. Y la musiquita de "La salud de nuestros hijos" es algo glorioso y acertadísimo para hablar de cuando nos vacunan (de grandes, a diario y sin caramelo a cambio).  


- La propuesta: es el más serio, me pareció el más dramático, el más diferente. ¿Saben que? Si se piensa todo lo que pasa, probablemente de principio a fin sea el más ligado a lo real. Se diferencia en que la ira y la venganza no está en manos de los protagonistas, si no de otro... el que acciona al final y zas! el director nos manda el corte brusco y nos deja con una sensación de injusticia impensada.

- Hasta que la muerte nos separe: es el más largo o al menos esa sensación da. Todo eso de las bodas perfectas... todos esos clichés y que bella manera de destruirlos. La frase del Ital Park en pleno revoleo... inolvidable.

Inteligencia y audacia. ¿Algo más? Si. El tercer elemento que creo que completa la perfección de esta película es la realidad. El tacto para plantear una situación absolutamente cotidiana y llevarla al extremo de lo tolerable. 

"Relatos salvajes" captura con maestría el latir de una época. Pone el termómetro para calcular la fiebre social y en vez de dar antibióticos, la hace estallar. El colapso llega a ese punto de inflexión del que no se vuelve.

No me extiendo más. Gran película, de esas que en unos años los profesores de análisis del cine van a dar en las facultades. Szifrón, con cada paso, se convierte en uno de los mejores directores y guionistas de la historia del cine argentino. Queremos más Szifrón, sin dudas

ELENCO: (están todos de maravilla, solo agrego algunos detalles y me salteo algunos nombres, sepan disculpar)


  • Dario Grandinetti (Salgado) parece el tipo al que los simuladores van a hacer caer en la trampa
  • María Marull (Isabel) nos hace creer que su personaje es buenito... ja! 
  • Rita Cortese (cocinera) es de otro planeta. Una templanza, una sangre fría... formidable. Una actuación perfecta.
  • Julieta Zylberberg (moza) no la tenía más que de nombre (nobleza obliga), pero está muy bien. 
  • Leonardo Sbaraglia (Diego) es tan porteño... lo queremos.
  • Walter Donado (el otro conductor), escuché que no es actor, sino domador de leones. Pensá dos veces a quién insultas...
  • Ricardo Darín (Simón Fisher) ¿hay algo que pueda decir sobre él? ¿de verás? No, es Darín... el hombre tiene dos dones fundamentales: actuar y elegir las películas correctas.
  • Oscar Martínez (Mauricio) y sigue la lista de grandes actores. Tan natural...
  • Diego Gentile (Ariel) me encantó. Lo había visto en la obra de teatro Toc Toc y no me había maravillado, pero acá sí. Y, tengo que decirlo, ¿no luce muy parecido a Bradley Cooper?
  • Erica Rivas (Romina). Con ella dejo de escribir, ustedes dejan de leer y juntos nos unimos en un abrazo y ovación virtual. Bravo!

Duración: 122 minutos (pasan volando!)
País: Argentina
Año: 2014


¡¡Nuevo sitio!!

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